AQ

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La letra es el arma de quien escribe

1.07.2011

Criminales V

Tuve ganas de escribirte y tomé el lápiz. Empecé a mutilarte palabra a palabra. Cada trazo, cada señal, cada letra dibujada era una incisión en tu piel. Cada mirada que recorría tu cuerpo era un golpe con látigo. Miles de lágrimas salían de cada grito de cada marca que dejaba el grafito por la superficie blanca. Y yo, apático a toda acción exterior a mi mente, seguía matándote en silencio.Solo.
De pronto noté en el espejo, el que está frente a mi escritorio; en el que te probaste por primera vez aquel vestido negro de escote pronunciado y en el que te perfumaste y peinaste cada sábado durante catorce años. En ese mismo espejo noté que reía, por una extraña razón reía y lo disfrutaba. Seguía durante toda la noche y seguía por la mañana. Al saber que amanecía suspiraba y seguía escribiendo. llegaba el mediodía y yo seguía escribiendo. La tarde gris llegaba a la ventana y yo seguía escribiendo.

Sin notarlo pasaron séis semanas. Recién iniciaba febrero. Para ese tiempo mi rostro se ocultaba tras una gruesa barba y mis ojos ya no contaban con esa brillantez que guardaban tras mis pupilas curiosas. Entonces sin meditarlo continué escribiendo; luego de exactamente trescientos sesenta y tres días me puse a pensar, conté las páginas, las heridas, las veces que habías muerto en mis trazos, en mis escritos y tenía miedo. Al final fueron doce mil setecientas cinco hojas de papel, seiscientos asesinatos a sangre fría, mas de cuatro mil cortes de bisturí improvisado y entonces también tenía miedo. Cuando al fin te tenía sobre el piso de mi apartamento tan frágil y tan inmóvil recordé. Y te recordé feliz, y te recordé con el tazón de cereal que comiste la última mañana que pasamos juntos antes de que te marcharas. Y te recordé con el peinado que llevabas la última vez que fuimos a la ópera y seguí recordando.Desperté.
Y tuve ganas de escribirte y tomé el lápiz...